jueves, 19 de diciembre de 2013

El frontón de los monjes.

Yendo de paseo, nos encontramos este edificio, que yo tenía en mente de que no estaba abandonado, pero al verlo así, pues te paras. Es un monasterio, que esta tapiado e inaccesible, pero cuando íbamos a irnos, nos topamos con que al otro lado de la carretera había un frontón. Pasamos mirando a los dos lados, como buenos que somos, y dimos una vuelta.

Este es el edificio en si. Al estar tapiado dimos una vuelta alrededor de el.
 
Restos de un banco o un muro.


Este pequeño árbol ha crecido en la pared del edificio, y al llegar el invierno se ha quedado sin hojas.

Un pequeño edificio adosado.

Su techo estaba bastante echo polvo.
 Una pequeña puerta metálica delimitaba el paso hacia atrás, pero estaría abierta desde hace muchos años...

Un arbol de unos 40 o 50 años, incluso mas, estaba cerca, ya sin hojas.

La iluminaria de la parte de atrás, curiosa.

Una antigua ventana nos delataba que dentro había luz.

Veamos mejor que se ve a través de ella...

Esta era la fachada de lado, adornada con un gran escudo y dotado de una terraza en la que alguna vez hubo ganado, así lo demostraba todo el barro que había, pero por suerte todavía estaba duro.

 La puerta ahora tapiada, y las vigas de madera.

Las ventanas tenían barrotes.



A traves de ellas se veía que a la entrada había una chimenea con un letrero de "Ave María"

La chimenea.

La malograda terraza.

En los balcones no había barrotes, pero no creo que se los haya llevado el viento.

Esto eran los restos de alguna verja.



El edificio visto desde el frente.

 Ahora veamos el frontón

Una fuente.

Los muros del viejo frontón estaban deteriorados.

Pero no tanto como el suelo.

Detrás del frontón había un edificio adosado a él cayéndose a cachos, que parecía ser un transformador.

Desde allí se divisaban unas vistas maravillosas.

El entorno era precioso, apartado de la civilización.

Un trozo de madera que sería parte de alguna valla.

El lugar era impresionante.

Aquí se observa el edificio transformador, y vemos que hay una planta a la que se puede acceder.

La verdad, no parecía tener nada interesante dentro.

Me recordaba las casas casas colgadas de Cuenca.

Dentro de la planta baja estaban estos preciosos lavaderos.


Pues como veis, los monjes estarían a gusto, disfrutaban de un buen sitio para vivir, un entorno encantador y un frontón para echarse unas partidas de pelota. No, no se aburrirían.
Bueno, espero que os haya gustado. ¡Hasta la siguiente!

1 comentario:

  1. Pues era bien bonito el edificio

    Además de grande y curioso!

    Lástima que no pudieras entrar..

    La sala de la chimenea era muy bonita

    Saludos!!

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